A buen descanso nocturno, buen desempeño diurno...!
Los educadores y los padres debemos recordar, y los alumnos deben saber que partes del cerebro no duermen, ya que durante ese período crea archivos de memoria, poda información innecesaria, refuerza redes neuronales, y se alista para comenzar la vigilia. Sin un sueño reparador, nuestro “procesador” se traba, no salva datos necesarios y se torna lento, como si estuviera infectado al día siguiente.
¡Las horas de descanso que necesita cada cerebro, deben ser respetadas, pues son excelentes para el cerebro del alumno y una bendición para el trabajo del docente!