La MEMORIA EXPLICITA (a veces llamada memoria declarativa) es el tipo que empleas cuando haces un esfuerzo consciente por recordar algo. Pero también tu cerebro almacena recuerdos IMPLÍCITOS (no declarativos) sin que sepas que ha sucedido, mucho menos de que seas consciente de intentarlo. Por ejemplo así aprendiste tu idioma materno.
Aquí te presento dos estrategias para convertir datos nuevos en memoria explícita de largo plazo:
La primera: Repite los datos de diferentes formas, escríbelos, dilos en voz alta, explícaselos a alguien, haz un diagrama de ellos. Deja que pase un tiempo, luego vuelve a hacer todo. Espaciar las sesiones son de gran ayuda.
La segunda: Robar un truco de tu sistema de memoria implícita. Tu memoria implícita de un evento (llamado memoria episódica) se vuelve permanente ya que tiene carga emocional... por ejemplo el día de tu cumpleaños, un accidente, el nombre de tu primer amor, etc. Relaciona todos los datos nuevos con recuerdos existentes. Entre más familiares sean los ganchos que unas a un dato nuevo, es más probable que seas capaz de recordarlos.
Las estrategias son importantes si deseas mejorar las destrezas de la memoria ya que la práctica no ayudará. En lo que ayuda la práctica es en alargar el tiempo en el que puedes concentrarte en la tarea, en forma muy similar a como puedes acrecentar la capacidad pulmonar, y después la resistencia, con los ejercicios aeróbicos. Cada vez que no te rindes, aumenta la capacidad para seguir adelante, aunque sea un poco. El efecto es acumulativo y vale la pena el esfuerzo.